Ya ha pasado otra eternidad. Las vidas se duplican y los cerebros se anudan. El bar de los escritores muertos está cerrado por desidia. La persona que lo mantenía a puro pensar en él se ha cansado. Los originales han seguido con sus vidas o sus muertes habituales, en una rutina de gloria dispersa. La visita programada al bar se tiene que suspender. Los que se habían apuntado serán olvidados. Todo será olvidado dos veces o tres.
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Quizá mañana vuelva alguien y abran el local — Creando nuevo mundo B
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