Las acampadas, el 15M y la lentitud

Quizá lo peor de las acampadas y el 15M es la dilación, la lentitud. Alaska decía en una entrevista hace unos días que en estos tiempos todo iba demasiado despacio. Pero no quedaba claro a qué se refería.
Cuando las cajas mutan en bancos en meses no se puede decir que todo va muy despacio.
Quizá Alaska se refería a la falta de liquidez.
No se ha estudiado el aspecto económico de las acampadas ni el beneficio del 15M.
Antes era suficiente con un poco de revuelo: daba para décadas de contenido remix.
Ahora es necesario hacer negocio y que se vea al instante. Vender el contenido o los anuncios. Vender expectativas, esperanzas, quizá vender la propia desesperación. Las acampadas y el 15M, en ese sentido, van muy despacio: parece que les sobra el tiempo. Parece que se adaptan al ritmo exasperante de lo que dicen que quieren transformar, la cadencia de la política habitual, cuyos plazos (y cuyos pagos) se dilatan por eras geológicas.

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