“Hubo un reconocimiento general de que, desde hacía una generación o más, la vida pública británica se había moldeado a medida de los Murdoch. A medida que la empresa se hacía más grande, más próspera (el 40% de la prensa nacional y una cadena audiovisual con el doble de ingresos que la BBC) y más agresiva -y, como sabemos ahora, con un pequeño equipo de investigadores criminales a sueldo para presionar a cualquier personaje de la vida pública-, se asentó la idea de que no convenía molestar a esa gente.”
N O V E L A "Nadie y nada"
C U E N T O S "Familias raras"
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