“David no quería venir a España, creía -y cree- que este viaje al pasado de su padre es una pérdida de tiempo para él; y durante el año y medio horrible en que se fundieron sus vidas aprendió que si pierdes una milésima, solo una, tendrás que pagarla más adelante. Cada minuto que pasaban en aquel infierno de privaciones se atormentaba por las horas perdidas en su vida anterior. Cada segundo perdido hay que pagarlo, y con muchísimos intereses. Les pasó a ellos con el dinero, la hipoteca, los coches, pero pasa también con el tiempo, que es otra moneda mucho más cruel: la moneda de las monedas”.

(De nuestra novela “Dulces piedras escondidas”, que se presentará en Zaragoza a comienzos de octubre)

This entry was posted in Dulces piedras escondidas. Bookmark the permalink.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

*

You may use these HTML tags and attributes: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>