Votar con el iris

En la India, 1.154 millones de personas han sido identificadas con datos biométricos: cada una tiene su número. Pueden hacer transacciones con la huella dactilar. De golpe, todos en la base de datos del gobierno (más en enriquedans.com). De privacidad, ni se habla. Ya la damos por perdida. En España, aunque no sea tan a la brava, ya estamos muy estabulados. El Gran Hermano del oscense George Orwell es una broma. La DGA ya ha obtenido del Ayto. de Zaragoza los datos bancarios de sus vecinos con la excusa de cobrar cierto canon del agua: los datos son oro. Lo único que retrasa o dificulta el control exhaustivo y la mezcla de todos los datos es la dispersión autonómica, en algunos casos –como en la sanidad–, nefasta. Podría pensarse que esa fragmentación de datos, y el sistema autonómico en general, es una pulsión atávica del anarquismo ibérico, que asoma por sorpresa en la Constitución y sus derivados. A lo que viene todo este rollo es que, en breve, en la India, y pronto en España, se podrá votar con el móvil y la huella dactilar o el iris: un referéndum cada día. Otra cosa es que lo convoquen. Pero, si se puede, se hará. Si a este censo le unimos la tecnología Blockchain, notario digital irrevocable, inmediato y transparente que ya prueban y aprueban los bancos y gobiernos, el límite es la imaginación. Por lo demás, y mientras llegan esas novedades, las urnas del Ref Cat las habrá puesto una marca comercial, un mecenas. A ver si mandan el capitoné con lo de Sigena y los otros bienes. No se vayan a romper con el barullo.
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Columna en Heraldo, ayer, 26-7-17

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